martes, 10 de julio de 2018



Acuéstate otra vez a mi lado
para que nazca un nuevo río.
Que la mirada deshabitada atraviese el aire
y encuentre en tu pelo
el olor de la montaña.
Beso a la tierra en tu beso.
Dame tu mano
y sentémonos en el camino.
Háblame del temblor de los pétalos
y del susurro de los nidos,
que avancen el trino y las raíces,
la vida caminando.
Déjame respirarte
para que vivas en mi verso.
Colgar de tu cintura la alegría
y que tu piel sea
mi jardín suspendido.

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