Le he puesto murallas al otoño.
Quiere entrar en mi casa
con su piel de uvas suave
y desembalar el silencio
con la hermosura de doradas flores.
Quiere extender su alfombra
por la historia desnuda de estas piedras
que hemos devorado con piel y palabras.
Yo habito entre sus paredes
sin un trago de sombra,
desembotellando toda la alegría
en el río inmóvil de tu abrazo.
Quiere entrar en mi casa
con su piel de uvas suave
y desembalar el silencio
con la hermosura de doradas flores.
Quiere extender su alfombra
por la historia desnuda de estas piedras
que hemos devorado con piel y palabras.
Yo habito entre sus paredes
sin un trago de sombra,
desembotellando toda la alegría
en el río inmóvil de tu abrazo.
Desobedezco a las estaciones.
No hay viento que se lleve
las cerezas que hemos sembrado,
el olor del tiempo cada mañana.
Corro al encuentro del verano
y hallo tus manos entre mis frutales.
Danzan, suben y bajan
por esta tierra mía,
ciega a la luz de tu tacto.
No hay viento que se lleve
las cerezas que hemos sembrado,
el olor del tiempo cada mañana.
Corro al encuentro del verano
y hallo tus manos entre mis frutales.
Danzan, suben y bajan
por esta tierra mía,
ciega a la luz de tu tacto.
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