domingo, 28 de mayo de 2017

Detener el cereal en tu cintura,
amasar en mi pecho tus manos de hojas,
almacenar el sueño derramado en el suelo,
y dormir con la herencia de tu boca de uva.
Eso quiero.
Noches sin pasillos,
mudar de sombra.

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Recorro el resplandor
de una bandada de pájaros, 
bautizo ecos en la matriz del árbol, 
descansan en mi boca las estrellas
y se cuelgan de mi brazo.

En una caricia hermano
el silencio de la piedra y
los cascabeles del agua,
la tierra rancia 
y cosechas de manzanas.

Soy viento 
que baila con los gatos.
Deshojo los balcones de citas olvidadas, 
colmo de aromas 
el cuerpo de tu infancia.

Soy viento. 
Abro todas las jaulas.

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lunes, 8 de mayo de 2017

El miedo fue tu camino
para bajar a la vida,
apartar la tierra 
y desgarrar todo el aire libre
para oler el trigo de mi risa.

Te soñé, 
gladiador y derrotado,
despeñando con tu cuerpo fatigado
 la ciega espesura,
abrazando la inocencia de una amapola
con la fuerza perdida.
Te soñé,  
dulce y salado, 
entre las aguas de los estuarios, 
gritándole a la lluvia, 
amando su canto.

De nube en nube, te soñé. 

Se abrió la pena desnuda, 
se abrió un aullido
como el gemido de una estrella.
Y la luz se hizo dócil fruta,
las piedras 
jugosas aceitunas;
se cubrieron de polen y abejas 
mis páginas. 

La tierra te conoce.
Bajo su seda temblorosa,
de beso en beso,
ya recorro su hermosura.

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El vino solo es vino
en el murmullo ronco de tu boca,
en este altar delirante 
de ropas deshabitadas.
Amas la extensa belleza de mi vacío, 
amo tu corazón con sus raíces húmedas. 

Entre nosotros dos
la cólera del viento se desgrana 
en la quietud de una fatiga fértil, 
en el rumor de ola agónica 
que vierte la libertad conquistada 
en mi vientre.

Paseamos sin prisa por el futuro 
de nuestras manos nocturnas,
dóciles a los climas de las caricias.

Vienes a nacer en mí,
y nacemos bajo la pólvora.
La muerte es solo la paz lenta
de los latidos. 
Ya no nos pertenecen.
Profeso tu cultura de pasión sostenida,
tú el incendio de mi garganta 
en cada partida.
Vuelves siempre a la latitud secreta
de mi pensamiento,
como una flor anticipada.

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