sábado, 30 de julio de 2016


Cuando escribo...
Necesito un silencio de siglos
recogerme el pelo desordenado
desnudarme y tirar los zapatos con los ojos abiertos
hundirme en el seno del agua
y detener la inmensidad del mar,
tan pequeño cuando te miro.
Siempre lloro cuando escribo
como ahora que veo pasar las nubes
sobre mi edad sin nidos de miedo.
El miedo tiene aroma.
No lo respiro.
Solo nos llevamos lo que hemos sido capaces
de mirar, de respirar.
No me interesa lo posible.
Prefiero detenerme en tu boca.
Colarme dentro
donde el viento se lleva a los muertos.
Mido la distancia entre tu boca y la mía al besarnos
y es demasiado grande.
Pero más allá, no existe la vida.
Hasta en la sordidez de un garaje vacío
puede el mundo temblar con el adolescente asombro
de una primavera que menstrua.
Puedes perder el mundo en un garaje
o cambiarlo con solo dos palabras.
Fuera, hay un silencio de siglos.
Quiero besarte.

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