sábado, 24 de febrero de 2018



Me buscas bajo la nieve
y encuentras todos los elementos:
el agua latente tras el largo viaje
el aire dorado de los campanarios
una tierra crujiente de cosechas
y un fuego manso que abraza soledades.

No conservo nada que no pueda servirte.
Tengo unas manos para coser corazones
y una risa blanca para dar luz a tus noches.
Sabes quién soy.
Sorteo la niebla y me entrego al baile.
Abro puertas y caminos
desconocidos por la muerte.
Clavo los ojos en la vida
allí donde el abismo
no pueda morderte.

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miércoles, 7 de febrero de 2018



Se hizo un gran silencio.
Y dejó de crecer la alegría,
que como hierba profanada por espadas,
mutiló el brillo de su fuerza.
Se perdió en el espacio el galope de tu cintura 
y el fuego imperioso de mi materia.
No volverá la luna
a pasearme desnuda ante tus ojos.
Ya tiene dispuesta su túnica
para la mortal helada.
Se abren mis brazos hacia la tierra.
Y en su vuelo solo encuentran
un viento de alabastro
que finge la forma de tu cuerpo.

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jueves, 1 de febrero de 2018




A mi edad
mido el tiempo por momentos.
Sé que en una mirada termina todo
y comienza todo,
el viento frío y la primavera, 
la voz callada y la música.
Mi alma es un hilo tenue de sueños
donde cada lunes se posa un pájaro
creyéndome naranjo.
Mi piel ya no se abriga de relámpagos.
Sólo la tierra húmeda conserva el vestigio
del aguacero.
A mi edad
el sol juega al escondite con los deseos.
Sé que el corazón guarda grandes silencios,
silencios de agua
silencios de noches subterráneas.
A mi edad
sé que le faltarán vidas a este cuerpo
para juntar menos letras
y más besos
en la medida de mi tiempo.

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