Entro en ti
Entro en ti,
con el alma ilesa cuando callo la niebla.
Un estribillo de gaviota recuerda
que soy vela
que soplan nítidos vientos de gloriosa danza
que el légamo de la playa guarda en su vientre de arena
siglos de soledad.
Me anclo en tu latido nómada
y reinas en mi pecho, salobre de tu marea.
Nací para un deseo con sabor a sal horizontal.
Lo olvidé, amor, antes de ti
y me entregué a la orilla inútil que no preña.
La boca quiere boca.
El sexo, tu hondo mar.
Mi último rumbo no surca medianías.
Entro en ti, lo juro, sin memoria.
Atalaya de tu aliento.
(Edición 89 Palabras Prestadas)
(Edición 89 Palabras Prestadas)
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