A veces...
un silencio inefable que mutila el beso y el habla
y el alma grave de soledad gasta su última suerte
en un papel sin huésped.
A veces la tristeza recorre semanas en una cuerda floja,
un tiempo sin café, sin escalofríos ni ganas
y no hay dios que equilibre la caída sobre el luto
de una sonrisa alada.
A veces el amor es un lápiz agonizante,
un secreto de funeral gritando ternura entre palabras
y las manos ultrajadas apalean la elocuencia
del sonámbulo y la promesa de su madrugada.
0 comentarios: