sábado, 26 de septiembre de 2015



A veces...





A veces el mañana es un evangelio marchito de labios ,
un silencio inefable que mutila el beso y el habla
y el alma grave de soledad gasta su última suerte
en un papel sin huésped.

A veces la tristeza recorre semanas en una cuerda floja,
un tiempo sin café, sin escalofríos ni ganas
y no hay dios que equilibre la caída sobre el luto
de una sonrisa alada.

A veces el amor es un lápiz agonizante,
un secreto de funeral gritando ternura entre palabras
y las manos ultrajadas apalean la elocuencia
del sonámbulo y la promesa de su madrugada.

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