17 de septiembre

la ira sorda del mar y la lluvia hostil
de las cordilleras.
No pudieron hundir tus pies en flor en la arena
ni detener tu vuelo entre el follaje.
Viví el sueño de una larga espera,
sin violines
sin los cascabeles del aire entre las hojas,
con los rezos inmóviles de las mareas.
Fueron los ojos claros de septiembre
quienes alcanzaron tu voz perdida,
y aullaron los besos que no nos dimos
desenterrando los huesos de la tierra.
A ráfagas, fue destilando el amor
campos de estrellas,
y a orillas del otoño
se confesaron la única verdad
tu mano y la mía.
0 comentarios: