miércoles, 12 de julio de 2017




De la piel al alma
no me besa ninguna boca.
No hay manos que conjuguen 
los elementos quebrados
de mi garganta.
Solo el aire se siente obligado a conocer
cada estado de la añoranza.
Llueven lunas rectas
como espadas sin cintura,
caminan las flores
con zapatos desgastados
sobre la arena,
en un cordel se seca al viento
la palabra.
Con tan poca cosa
construyo un sueño rojo seda
con el que mi corazón se cubre
para silbar,
necio,
primaveras.
Nunca,
lejos de tu risa,
han nacido amapolas.

0 comentarios: