domingo, 6 de marzo de 2016


Tratado para la eternidad

¿Para qué buscar la eternidad 
si se oculta en tu cuerpo extendido?
Leo tu ritmo desesperado,
huelo tu sangre de universo suficiente,
bebo el aire dulce de la paz en tu boca
y el misterio deja de ser efímero.
La vida sin años, eterna vocación de verano.
La piel generosa resume la existencia. Salva.
Solo hay muerte en tus palabras
-dizque, te amo-
y te respondo con la misma letra de tu canto
-machucas la perfecta imperfección de lo humano-.
Te propongo un trato.
Calla. Guarda tu voz recelosa de viejas canas.
Pide mi cuerpo; profánalo hondo de pecado
y no me niegues del tuyo nada.
Ni una gota de semen. Ni una gota de lágrima.
La postura más sabia del amor nos crea cada día;
en el silencio.
El sol se pone pronto. Inabarcable, inacabable…
mudo.

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