Si naciera de nuevo en su risa
sería su boca canal de parto, el dolor dulce letargo
y las lunas rotas suspiros de barro.
Ojalá la faltriquera de mis angustias estuviera vacía
Si el destino descontento diera una tregua
y alfombrara de huellas caminos sin salidas
quizá el silencio cabalgaría sobre vientos de músicas y versos
para enraizar en mi mirada migratoria.
Ojalá el cuerpo desierto no fuera más escombrera de hastíos
y el amor ambulante encontrara un laberinto sin trazos de soledades.
Si pudiera creer que toda la tierra es distinta:
la muerte, los besos, las dudas...
estar vivo sería tan sólo juntar las manos sin excusas
en unos ojos en los que no habitan penumbras.
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