viernes, 25 de septiembre de 2015

Que te amo...


Que te amo, lo sabe el rayo que devora el silencio de la lámpara en su tibieza de oro y fuego. Y cubre de rescoldo y noche oscura mi lecho.

Que te amo, lo sabe el mirlo que vuela dibujando deseos hasta el nido de tu pecho. Y sus plumas escarchadas se debaten contra el peso de la ausencia, del destierro.

Que te amo, lo sabe el océano que arroja un beso de sal al ritmo lento de la espuma. Y arrastra caracolas susurrantes, algas a mi pelo.

Que te amo, lo sabe el viento que agita las huellas de perfumes dulces de valles y montañas del norte. Y deposita, cómplice, melisa y manzanilla en mi sueño.

Que te amo, lo sabe hasta el reloj de arena que late aplomado al ritmo de tu corazón y el mío, separados. Y grita, callando, es sábado.

Tiempo de espera. Tiempo sin dueño.

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