viernes, 10 de febrero de 2017




Descansen en paz los caminos pasados.
Te he nombrado mi puerto.
Escribo sobre el agua
a salvo de las opciones y sus ciegos contornos.
Acuna el mar mis pies vestidos de musgo;
ya no me pesa el viento.
Ando sin soledades sobre un pañuelo de espuma 
que deslumbra al esplendor nevado de la luna.
Puerto mío te llamo,
oxígeno sagrado.
Tu aroma arropa mi pecho 
con una rosa húmeda de fuego.
Consientes el largo viaje
amamantando la espera de gozo 
cuando desembarco en ti mis huesos 
siempre al ocaso.

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