No soy poeta, sino periodista. Y ésto de añadir adjetivos a las emociones es cosa reciente. Una especie de terapia, de necesidad vital. Una forma de romper el silencio de mi cocina. Soy, pues, una aprendiz de muchos pero no escribo nada que no galope por mi corazón, siempre inquieto, siempre expectante. Soy de lágrima fácil y de sonrisa permanente. Y no prometo nada. Bueno sí, equivocarme, como todos. Este blog es un abrazo de árbol.
Abrázame entre los hilos del tiempo y el agua desbocada. Abrázame ante los ojos de los que siempre creyeron que amar permite una mezq...
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