martes, 26 de enero de 2016



Se me borra el olvido
y todas las noches lamo tu retrato. 
Me tiendo sobre un lecho de barro,
la carne libre,
amante indulgente bajo la luna de marzo.
Ante tus ojos me saco los clavos
y grito al cielo : ¡ quémame en tu abrazo!
no quiero la azul serenidad de tu canto.
Mi sangre yacente sube a tu recuerdo.
Llama febril a la muerte. Pero no abre.
Como si morir no fuera ser piel
y convertirte en deseo inacabado.
Tú, como dios, nunca llegas a tiempo
al lugar de mi esperanza.

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