sábado, 5 de diciembre de 2015


Mi niña azul
( A Adriana )



Quebrantaste la invariable ruta del silencio
con tu quejío profundo de tierra
y lágrimas de jondo verso.
La sangre puso nombre al misterio
y la vida derramó
todo el limón y la canela del mundo
en el breve espacio de ternura
de tus pies a tu pelo.
Al compás de una saeta
conquistaste la alegría
apoyada en mi pecho.
Mi libertad salvaje se hizo presa miel
en la caída de tus ojos abiertos
y tu boca encontró todos mis besos
agrietados en alcoba de cieno.
Azul como el mar de mi sueño,
el fragor puro de tu risa.
A tu lado, mi niña azul, duermo.
A salvo, duermo.

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